lunes, 28 de octubre de 2019

El  ritual de los amantes comienza mucho antes del encuentro. La preparación del dónde y el cuándo enciende una hoguera que ha permanecido oculta y a salvo de sus propios deseos. La distancia mitiga las ganas pero también las excita a medida que se acerca la hora de volver a verse. Cuando se abra la puerta del deseo, ya con todo el tiempo del mundo, la piel gritará,  reclamando el agua prometida,   cuánto te he echado de menos mientras el resto de la ropa golpea con furia el suelo de una habitación de hotel.


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