domingo, 27 de octubre de 2019

Ningún camino sucede en línea recta al igual que tampoco existe un único camino por el que andar. A veces, en el borde del sendero, comienzan a aparecer vías secundarias que una vez pudieron ser transitadas, pero quedaron  muertas a la espera de mejores tiempos. Un día, de pronto, el camino borrado de tu memoria se abre para ti de forma inesperada, como si  ya estuvieras disponible y preparada para recorrerlo entero, y,  al hacerlo ahora, vuelven las sensaciones que tuviste antaño cuando recién iniciabas tu paso y, al no encontrar respuesta en tu eco, decidiste congelar la pisada y dar media vuelta, buscándote en otros lugares, otros brazos, otros besos que nunca te recordaban a los suyos. Sin embargo, ahora la madurez despliega el sendero ante tus ojos y,  si afilas la memoria y pasas las sensaciones por el cuerpo, sabes detectar el olor, la tranquilidad de la mirada, el calor de una mano y la risa auténtica de la mujer joven que eras cuando él te miraba fijamente y te decía admirado "qué fuerza hay en esos ojos tan bonitos que tienes".

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