Estoy hecha de deseo.
Deseo de ser quien soy por mucho que me haya empeñado en ser otra.
Deseo de vivir en cada recoveco de mi cuerpo.
Deseo de enamor(d)arme porque ya me ofrezco aquello que pido.
Deseo de alcanzar la luna de un salto si dejo que la ola y el viento me guíen.
Deseo de bajar a los infiernos siempre que lo necesito.
El deseo me habita aunque me haya pasado la vida arrojándolo al pozo del olvido.
jueves, 31 de octubre de 2019
miércoles, 30 de octubre de 2019
Si te vas a rendir ( y quizá deberías), baja los brazos para que se sepa que no tienes ni idea de cómo amar ( tus múltiples intentos lo certifican) Pero no solo no tienes ni idea del amor sino de la vida en general. Te gustaría, querrías ( y a quién no), lo intentas pero sigues sin tener ni puñetera idea de cómo hacerlo. Y, además, alardeas , con grandes aspavientos, de saber qué hacer pero no es cierto. Pon una detrás de otra todas tus heridas y diles que sí, que las ves y las aceptas ( bla bla bla) y siéntate a escuchar lo que realmente tienen que decirte ( si aguantas, claro) Te dirán cómo se sienten, cómo las niegas ( eres un Judas) y mantendrán su distancia hasta que las reconozcas como tuyas. Si te vas a rendir ( y mejor que sea ahora), baja los brazos cansados de tanto abrazar el aire y entra ya en la profundidad del mar.
martes, 29 de octubre de 2019
Una vez crucé la frontera para ver la grandeza del agua desde Brasil. Dicen que Argentina pone el espectáculo y Brasil la platea y, de ambos, surge Iguazú. Aquel fue un viaje a la tierra interior, a las profundidades del lodo que nos habita. Hubo que arar, mullir y sembrar de nuevo. Mereció la alegría y también la pena. Ahí estaba yo, esperándome para darme y recibir lo que sí y lo que no. Fue un viaje de despedida, aunque yo no lo sabía entonces, y de encuentro con el sonido, el olor y el sabor de la Tierra( la Pachamama). Cuando no la escuchas, ella te envía el sonido del agua para que resuene contigo y la entiendas. Tardé muchos meses en comprender el mensaje del agua porque , al igual que en mi viaje, necesité habitar los dos lados para saber de mí. Sólo la visión de conjunto hace que el paisaje encaje y tenga sentido para mí. Solo cuando me miro en ti, no como algo alejado de mí sino como una parte del espectáculo de la vida, entiendo nuestra grandeza, aquella que, como Iguazú, es fruto del sonido del agua chocando con la tierra.
lunes, 28 de octubre de 2019
El ritual de los amantes comienza mucho antes del encuentro. La preparación del dónde y el cuándo enciende una hoguera que ha permanecido oculta y a salvo de sus propios deseos. La distancia mitiga las ganas pero también las excita a medida que se acerca la hora de volver a verse. Cuando se abra la puerta del deseo, ya con todo el tiempo del mundo, la piel gritará, reclamando el agua prometida, cuánto te he echado de menos mientras el resto de la ropa golpea con furia el suelo de una habitación de hotel.
domingo, 27 de octubre de 2019
Ningún camino sucede en línea recta al igual que tampoco existe un único camino por el que andar. A veces, en el borde del sendero, comienzan a aparecer vías secundarias que una vez pudieron ser transitadas, pero quedaron muertas a la espera de mejores tiempos. Un día, de pronto, el camino borrado de tu memoria se abre para ti de forma inesperada, como si ya estuvieras disponible y preparada para recorrerlo entero, y, al hacerlo ahora, vuelven las sensaciones que tuviste antaño cuando recién iniciabas tu paso y, al no encontrar respuesta en tu eco, decidiste congelar la pisada y dar media vuelta, buscándote en otros lugares, otros brazos, otros besos que nunca te recordaban a los suyos. Sin embargo, ahora la madurez despliega el sendero ante tus ojos y, si afilas la memoria y pasas las sensaciones por el cuerpo, sabes detectar el olor, la tranquilidad de la mirada, el calor de una mano y la risa auténtica de la mujer joven que eras cuando él te miraba fijamente y te decía admirado "qué fuerza hay en esos ojos tan bonitos que tienes".
sábado, 26 de octubre de 2019
El otoño es una invitación a dejarnos caer sobre la tierra y confiar en que seremos sostenidas mientras soltamos lo que ya no nos es útil. Somos nuestra propia tierra fértil que hay que mullir y nutrir para que se convierta en el hogar de nuestras semillas. Nos replegamos, nos ensimismamos buscando el arrullo de la tierra-madre. Nos horadamos, nos aramos, nos regamos, nos exponemos al sol y a la lluvia hasta que nos parimos y retornamos siendo otras al ciclo de la vida.
viernes, 25 de octubre de 2019
Con la luna de otoño
vi por primera vez mi herida
madre.
Yo, hija, te cargo, madre
como la madre de tu madre
por los siglos de los siglos
amén.
El invierno se hizo carne,
sangre de nuestra herida brota
mientras yo, madre, exhausta te reclamo.
Fuiste lo que me diste y lo que no,
lo que yo esperaba y lo que no,
masculina mujer de viento
entre todas las mujeres.
Madre yo te tomo
como a todas las diosas
que en ti habitan.
Tú desde tu herida,
yo con mi cicatriz.
vi por primera vez mi herida
madre.
Yo, hija, te cargo, madre
como la madre de tu madre
por los siglos de los siglos
amén.
El invierno se hizo carne,
sangre de nuestra herida brota
mientras yo, madre, exhausta te reclamo.
Fuiste lo que me diste y lo que no,
lo que yo esperaba y lo que no,
masculina mujer de viento
entre todas las mujeres.
Madre yo te tomo
como a todas las diosas
que en ti habitan.
Tú desde tu herida,
yo con mi cicatriz.
jueves, 24 de octubre de 2019
Nos construimos como hijas a través de nuestra madre. La madre, considerada como dios en nuestra primera infancia, da paso a la madre grieta de la adolescencia. Buscamos nuestra identidad cuando nos separamos de ella, desde el yo no soy como tú, sin saber que ella está en nosotras. La juzgamos y la condenamos como madre, como mujer, al igual que lo hacemos con nosotras mismas, para después iniciar el camino de vuelta. Cargamos con el dolor, parirás tu mundo con el sudor de tu frente; con el sufrimiento, tratarás de cambiar tu realidad porque "el amor lo puede todo"; con la ira, tu vientre albergará semillas impuestas que necesitarás trasplantar y cuidar. La reconstrucción de nuestra historia pasa por encontrar a nuestra madre física a través de su contexto, y de todas sus mujeres, y a nuestra madre psíquica, qué madre tuvimos y qué madre somos para nosotras mismas. Nos construimos en un doble nivel. Al descubrir a la mujer que nos dio la vida, obtenemos el permiso para tomar nuestro lugar como hijas. No desde el juicio ni desde la condena sino desde el más profundo amor de quién es ella a través de su historia y quiénes somos nosotras. Somos, por tanto, las portadoras del amor. Un amor que empieza con nosotras mismas y que necesitamos esparcir al mundo para sembrar futuro. Ya descubrimos, ya comprendimos y ya pudimos tomar. Hagamos de esta tierra nuestro territorio de siembra. Miremos a los hombres e invitémoslos a acompañarnos en nuestra tarea. Uno más uno multiplica nuestro efecto en el mundo. Es nuestra responsabilidad con los que están y los que vendrán.
lunes, 21 de octubre de 2019
La vida no se detiene por ti ni por nadie, te dices mientras vas conduciendo. Sabes que las mejores ideas, las más lúcidas y también las más locas, se te han ocurrido con las manos sujetas a un volante. Tu cerebro, ocupado en la tarea de la conducción, te libera del orden mecánico de la existencia, de la presión de los estímulos del día a día, de lanzar al mundo tu verdad. Son esos momentos en los que te emocionas por todo y tus lágrimas salen tranquilas y serenas porque saben que las vas a acoger con todo el cariño del mundo. Fue conduciendo cuando tomaste la decisión de dejar aquel amor que fue mucho pero que acabó siendo pasado. En movimiento, soñaste una vida que,en aquel instante, parecía lejana pero que con el paso de los años se convirtió en tu presente. Necesitas mecerte al compás del arrullo de un motor y confiar en que el movimiento acompasado de tus manos y pies te llevarán siempre a donde quieres ir, te dices, mientras aparcas el coche y rezas para que, esta vez, no se te olvide nada de la lista de la compra.
jueves, 17 de octubre de 2019
Habito la casa del agua sobre cimientos en constante movimiento. Sus paredes, rugosas y blancas, me contienen aunque sé que por poco tiempo. En su interior las palabras liberadas se ensartan como cuentas de collares y ya no se sujetan a nuestros cuellos ahogándonos. Flotan en el principio del olvido buscando un espacio en el que estar y no ser ya. La incertidumbre del agua rige todas y cada uno de los espacios de esta casa que ya es más parte que todo. Un día, sin previo aviso, el agua anegará lo que fue nuestro y, entonces, abonará un terreno fértil en el que plantar nuevos recuerdos sobre una historia de amor.
martes, 15 de octubre de 2019
Las palabras no vienen a mí como yo quiero, pienso, mientras voy conduciendo hacia el mar. A mí me gustaría pronunciar amor, deseo, tormenta, por ejemplo, y, en cambio, solo acude mamá, mamá. Todo es muy disperso porque, después de haber pronunciado las palabras mágicas, mi pensamiento se vuelve inconexo, humeante y frágil. Vienen a mí oraciones como cuánto te estoy desobedeciendo, mamá ( me está costando pero lo hago por mí y también por todas nosotras) y la palabra se convierte en acción. Me he cortado el pelo mucho de atrás y se me ve la nuca. Esa que me dijiste que no se me podía ver porque no me quedaba bien. Me he atrevido y lo he hecho. Y me gusta mucho. He descubierto que tengo un remolino muy gracioso que no sabía que existía. ¡Hay tantas cosas de mí que no sé que existen! Por eso me pongo a prueba, para saber más de mí. Cuánto he llorado al sentir que no voy a pasar tus canciones y tus cuentos, mamá, es otra de las frases que llega a mí después de estar con un rubiales bajito y lleno de alegría ( me ha recordado a mí). Creo que hubiera sido una madre con luz y sombra, como tú lo fuiste conmigo. Cuánto estoy disfrutando con mi naturaleza de mujer, esa que me empeñé en tapar durante tantos años y que ahora brota a raudales. Pienso en las tormentas que evité sobre una cama, en el deseo que escondí y que he aprendido a disfrutar en esta madurez cuatro punto ocho que tengo. Definitivamente, las palabras son cuanto menos curiosas. Te llevan al borde del mar, te sumergen en él y tú , sin saberlo, aprendes a nadar con ellas.
lunes, 14 de octubre de 2019
Hay espejos que ocupan toda una pared pero que no acaban de reflejar la verdad de una porque la verdad ha elegido colarse como enredadera por las paredes de una habitación que una vez sintió nuestro calor, el espacio de la desnudez de dos que jugaron largo tiempo a ser uno."Yo también te he hecho daño" asoma de pronto como una luz en mitad de una grieta. Cuando eso ocurre, la verdad no se puede cubrir con nada. Ya no eres víctima de decisiones que no quisiste tomar pero que, en el fondo, tomaste. Ya no se sujeta el dedo acusador hacia el otro porque tú fuiste responsable de saber lo que querías. Ya no se sostiene tu historia porque la realidad aparece sin maquillaje: yo también te hice daño. Ahora lo asumo y lo siento. Duele (siempre soñamos con una inocencia infantil que no es cierta) pero las paredes limpias y blancas son siempre más hermosas cuando nos reflejan la luz de nuestra verdad adulta.
domingo, 13 de octubre de 2019
Nuestro afán por ser normales acalló lo que somos. Caerá la normalidad. Tiene que caer. La dejaremos caer y no correremos, esta vez no, con los brazos abiertos para sujetarla. Caerá sin que hay nadie al otro lado. No sucederá ninguna catástrofe. No se abrirán las aguas ni reventará el cielo de furia. No se oirá nada. Solo escucharemos lo que somos. Los gritos de lo que siempre hemos sido y, esta vez, les haremos caso.
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