Respiro, solo respiro. Es fácil si eres gota, espuma, arena y piedra. Sin pretensiones. Lo viejo se ve desplazado por lo nuevo hasta que un día se inviertan los papeles y todo comience sin fin. Lo olvido con la fragilidad de lo cotidiano. Y entonces recuerdo que las mejores vistas las tenían mis muertos pero yo únicamente huelo el sabor de la sal. He bajado la cuesta de mi memoria buscando el arrullo del mar, la experiencia a mar de un año que desaparecerá tras el sonido de la última campanada. Crees que ahí empezará todo pero no será cierto porque todo continuará en el punto exacto donde lo dejaste.
domingo, 29 de diciembre de 2019
sábado, 28 de diciembre de 2019
Ahora que todo es silencio fértil, como el vientre de mamá, y el mar, siempre presente , llega hasta mí a fuerza de empujar su espuma contra la arena del asfalto.
Ahora que ya pasó el doloroso tiempo de arrancar del corazón la semilla caduca de un amor para hacer crecer en la tierra salvaje todas las semillas.
Ahora que los síes tienen alma y los noes son de verdad porque hago lo que quiero y amo lo que hago.
Ahora que los sueños de todos mis hombres ya no me atraen y de las sombras de sus árboles encuentro los míos dispuestos a alumbrarme el camino.
Ahora, solo ahora, siento que mi sombra y yo vamos en compañía porque ya me abandoné lo suficiente y ,estar viva, con todo lo que la palabra vida contiene, es el mejor regalo que me puedo ofrecer.
martes, 17 de diciembre de 2019
domingo, 15 de diciembre de 2019
He abierto una maleta y, sin querer, me ha llegado el balance de estos casi 365 días. De momento anda todo desordenado porque lo he ido echando según venía. Me voy a dar un tiempo para acomodarlo todo aunque sé que dentro de una semana estará todo en su sitio y listo para que vuele solo. Esta tarde desde mi sofá venía a mí un pensamiento que resume mi año: he dicho a muchas cosas que no durante este año, después de permitirme vivirlas todas como nunca antes había hecho, porque detrás de cada no, había un sí a mí misma.
domingo, 1 de diciembre de 2019
miércoles, 20 de noviembre de 2019
Puede
que un día nos encontremos
en una esquina.
Puede
que nuestros verdes ojos
vuelvan a reconocerse
y tú sonrías como antes
y yo te abrace como siempre.
Puede
que necesitemos ponernos al día
de tanta ausencia compartida,
de tanta heroica resistencia
O
simplemente,
nos digamos con la mirada
ahora no.
que un día nos encontremos
en una esquina.
Puede
que nuestros verdes ojos
vuelvan a reconocerse
y tú sonrías como antes
y yo te abrace como siempre.
Puede
que necesitemos ponernos al día
de tanta ausencia compartida,
de tanta heroica resistencia
O
simplemente,
nos digamos con la mirada
ahora no.
lunes, 18 de noviembre de 2019
No eres mi madre aunque compartas su sombra, la sombra de todas las mujeres. El te querré siempre con una mano, mientras con la otra, ese mismo amor, ata nudos invisibles a tu brazo para que no te vayas. Ese llamado amor tela de araña, que tejes entorno a nosotras, es una trampa para afore nuestra herida de abandono y perdamos nuestra alma en el camino. Y cuando lo hace, despierta en nosotras los mismos sentimientos que tuvimos entonces: la lealtad a la sombra de nuestra madre. Porque sin esa lealtad no hubiéramos sobrevivido. Sin embargo, ya no estamos en modo supervivencia, ya no somos niñas desvalidas y asfixiadas por el reconocimiento y la valoración de mamà. Ya probamos las caídas, el amargo sabor del no y el viento en la cara de la libertad de nuestra intuición. Aprendimos, con todo lo que ello nos ha traído, a correr con lobos y a desear que nazca la mujer salvaje que vive en nosotras. La hemos visto, intuido y sentido. No hay marcha atrás. Ella nos marca el camino para salir del laberinto de la sombra de mamá.
viernes, 15 de noviembre de 2019
Me costó dormirme. Daba vueltas y más vueltas en una cama que ya no es mía. No me reconozco en estas estrecheces de adolescente con escritorio y silla incorporada. He paseado hoy por aquellas calles que una vez se poblaron de sueños de viajes, de amores nocturnos que no pasaron del deseo de algún beso furtivo y un ligero roce encendido al calor de la luna, para dejar de sentirme niña. Me he visto como una mujer completa que llevaba de la mano a una niña a la que le iba contando lo hermoso que es este mundo en el que vivimos a pesar de todos los pesares de la humanidad. Ella me escuchaba atenta y asentía y, a veces, me señalaba algún escaparate de zapatos o bolsos para que me parara. Ella adora los zapatos y los bolsos rojos igual que adora cruzarse con chicos guapos aunque aún les tenga miedo. Yo le hablaba desde la mujer que desea y quiere ser deseada y sé que ella lo entendía también. Y así se nos ha pasado la mañana de calle en calle y de palabra en palabra. Ella y yo. Ya casi llegábamos a casa cuando un pequeño gorrión se ha posado en mi cabeza, confundiéndome con su nido. Y he sentido cómo la vida, la de aquellas pequeñas cosas, también anida en mí.
miércoles, 13 de noviembre de 2019
Llegó la conversación y no hizo falta prepararse para la guerra porque enfrente no había enemigo. Solo encontré un hombre con sus miedos, sus fracturas y su destino. Ni rastro del dragón. El dragón habitaba en mi memoria infantil. Era la sombra del hombre que no me acunó por las noches y que exigía de mí la perfección que nunca he tenido, aunque aspirara a ella para complacerlo. Mantener una conversación sin las sombras, aquellas que poblaron diez años de convivencia llamada amor, es posible solo cuando tu dragón interior es tu aliado, no tu proyección a batir. Durante mucho tiempo he luchado contra mí a través del otro y nunca he logrado ver al otro porque él también estaba luchando contra sí mismo a través de mí. Las sombras tapan los corazones de los amantes y lo llamamos amor, aunque no lo sea. Nos conformamos con su sucedáneo en lugar de la honestidad de la palabra. El amor no es perderse en la proyección sino iluminarla. Ese ha sido, es y será mi trabajo, dejar que se alumbre el camino retirando cada uno de los velos con los que he construido el bosque. Y cuando lo hago la fuerza de lo oscuro viene a mí y trabaja a mi favor, se une al carro de mi dragón. Él ya sabe y también yo. Entonces me retiro y dejo que mi propio amor lleve las riendas de ese hermoso y único dragón. Y el milagro sucede.
martes, 12 de noviembre de 2019
Te parirás con dolor
y el sufrimiento será solo una opción.
Cada contracción alumbrará una pregunta, un dilema.
De nada valdrá que patalees como niña sin juguete.
Una vez llegada hasta aquí, no habrá vuelta atrás.
Sentirás un interrogante entre las tripas y a medida que suba por tu garganta
le encontrarás sabor y olor.
Porque,
¿quién dice que nunca has sido puta cuando vendías tus necesidades al olvido de un amor?
¿quién dice que no has sido una traidora al intentar acallar tu no para pronunciar un sí entecortado, culpable?
¿quién dice que no has sido cobarde al revestir tu tristeza y tu miedo de carita sonriente mientras tu cuerpo, humillado, abandonado yacía inerte entre una falda y una camiseta?
Te parirás con dolor
y después de una pregunta vendrán miles.
Y ya no podrás pararlas.
Empujarán, te empujarán.
Y tendrás que mirarlas
y dejar que te atreviesen la garganta
para poder convertirlas en palabras,
palabras que te devuelvan tu tesoro,
el que con tanto ahínco enterraste.
y el sufrimiento será solo una opción.
Cada contracción alumbrará una pregunta, un dilema.
De nada valdrá que patalees como niña sin juguete.
Una vez llegada hasta aquí, no habrá vuelta atrás.
Sentirás un interrogante entre las tripas y a medida que suba por tu garganta
le encontrarás sabor y olor.
Porque,
¿quién dice que nunca has sido puta cuando vendías tus necesidades al olvido de un amor?
¿quién dice que no has sido una traidora al intentar acallar tu no para pronunciar un sí entecortado, culpable?
¿quién dice que no has sido cobarde al revestir tu tristeza y tu miedo de carita sonriente mientras tu cuerpo, humillado, abandonado yacía inerte entre una falda y una camiseta?
Te parirás con dolor
y después de una pregunta vendrán miles.
Y ya no podrás pararlas.
Empujarán, te empujarán.
Y tendrás que mirarlas
y dejar que te atreviesen la garganta
para poder convertirlas en palabras,
palabras que te devuelvan tu tesoro,
el que con tanto ahínco enterraste.
lunes, 11 de noviembre de 2019
viernes, 8 de noviembre de 2019
Que tu recuerdo sea faro
que guíe el camino de mi Diosa.
Nunca más rebasaré mi límite en el nombre de otro nombre.
Nunca más dejaré de escuchar el aullido en el vientre de mis mujeres.
Que tu recuerdo sea memoria de lo que ya no espero.
Que tu recuerdo sea memoria de lo que ya no deseo
porque solo así el vuelo de mi memoria
no necesitará ya de tu recuerdo.
que guíe el camino de mi Diosa.
Nunca más rebasaré mi límite en el nombre de otro nombre.
Nunca más dejaré de escuchar el aullido en el vientre de mis mujeres.
Que tu recuerdo sea memoria de lo que ya no espero.
Que tu recuerdo sea memoria de lo que ya no deseo
porque solo así el vuelo de mi memoria
no necesitará ya de tu recuerdo.
jueves, 7 de noviembre de 2019
miércoles, 6 de noviembre de 2019
martes, 5 de noviembre de 2019
Te he visto hoy cruel, negro, retador.
Aun así te he puesto un plato en mi mesa.
Cínico y traidor has pintado mis paredes
de imágenes insólitas, íntimas.
Has habitado mis ropas.
Mi casa has convertido en tu casa
y, cuando te has sentado a mi mesa,
con una media sonrisa, me has recordado que
esa también soy yo.
lunes, 4 de noviembre de 2019
Nunca bailamos tango. Puede que algún día te lo agradezca, cuando escampe la niebla. Nos quedamos cada uno en su orilla, mirando qué hacía el otro, tratando de adivinar qué dábamos y qué podíamos tomar para que no nos arrastrara demasiado la corriente. Desde mi lado, yo me sumergía poco a poco, esperando que tú hicieras lo mismo. Desde tu lado, tú tratabas de hacer lo mismo aunque no perdías de vista la orilla que te mantenía a salvo. Nunca quise mojarme el pelo. No es bueno darlo todo ni correr a ocupar el lugar del otro porque entonces una pierde su sitio. En el fluir del movimiento aprendí a respetarme. El mayor riesgo de sumergirme en el agua siempre ha sido conmigo. Descubrir mis límites, mi sí y mi no, moverme con mi latido y quedarme quieta cuando así lo sentía. Es un arte aprender a respetarse y tratar al otro de la misma manera, aunque no nos guste lo que hace ni lo que dice. Hay lecciones necesarias que solo se aprenden cuando te sumerges hasta el fondo. Duelen pero crecer es lo más importante. Y no es una opción. Creces contigo de forma consciente o a pesar de ti. La vida siempre te empuja. Es cierto. No aprendí a bailar el tango pero sigo con mis clases y, más adelante, cuando deje de llover, ensayaré nuevos pasos de baile.
sábado, 2 de noviembre de 2019
Fue un mes de julio de hace seis años que firmé mi divorcio. La sensación de fracaso en una mano y en la otra todas las posibilidades. La vida me dijo ven y yo la tomé entera. Los peros se han ido cayendo por el camino al igual que los miedos. No me he arrepentido de aquel salto porque sé que hay un antes y un después de esa firma. Una de las cosas que he aprendido en estos años ha sido a quererme bien, a desear lo mejor para mí y darme el permiso para experimentarlo sin juicios ni censuras. No ha sido fácil siempre pero sí me ha dado la posibilidad de saber cuándo es sí y cuándo no para mí. Creo que habito más y mejor mi cuerpo y mi alma está contenta. Lo sé porque mis ojos brillan y mis huesos ríen cuando me miro en los espejos que, por fin, han aprendido a amarme.
jueves, 31 de octubre de 2019
Estoy hecha de deseo.
Deseo de ser quien soy por mucho que me haya empeñado en ser otra.
Deseo de vivir en cada recoveco de mi cuerpo.
Deseo de enamor(d)arme porque ya me ofrezco aquello que pido.
Deseo de alcanzar la luna de un salto si dejo que la ola y el viento me guíen.
Deseo de bajar a los infiernos siempre que lo necesito.
El deseo me habita aunque me haya pasado la vida arrojándolo al pozo del olvido.
Deseo de ser quien soy por mucho que me haya empeñado en ser otra.
Deseo de vivir en cada recoveco de mi cuerpo.
Deseo de enamor(d)arme porque ya me ofrezco aquello que pido.
Deseo de alcanzar la luna de un salto si dejo que la ola y el viento me guíen.
Deseo de bajar a los infiernos siempre que lo necesito.
El deseo me habita aunque me haya pasado la vida arrojándolo al pozo del olvido.
miércoles, 30 de octubre de 2019
Si te vas a rendir ( y quizá deberías), baja los brazos para que se sepa que no tienes ni idea de cómo amar ( tus múltiples intentos lo certifican) Pero no solo no tienes ni idea del amor sino de la vida en general. Te gustaría, querrías ( y a quién no), lo intentas pero sigues sin tener ni puñetera idea de cómo hacerlo. Y, además, alardeas , con grandes aspavientos, de saber qué hacer pero no es cierto. Pon una detrás de otra todas tus heridas y diles que sí, que las ves y las aceptas ( bla bla bla) y siéntate a escuchar lo que realmente tienen que decirte ( si aguantas, claro) Te dirán cómo se sienten, cómo las niegas ( eres un Judas) y mantendrán su distancia hasta que las reconozcas como tuyas. Si te vas a rendir ( y mejor que sea ahora), baja los brazos cansados de tanto abrazar el aire y entra ya en la profundidad del mar.
martes, 29 de octubre de 2019
Una vez crucé la frontera para ver la grandeza del agua desde Brasil. Dicen que Argentina pone el espectáculo y Brasil la platea y, de ambos, surge Iguazú. Aquel fue un viaje a la tierra interior, a las profundidades del lodo que nos habita. Hubo que arar, mullir y sembrar de nuevo. Mereció la alegría y también la pena. Ahí estaba yo, esperándome para darme y recibir lo que sí y lo que no. Fue un viaje de despedida, aunque yo no lo sabía entonces, y de encuentro con el sonido, el olor y el sabor de la Tierra( la Pachamama). Cuando no la escuchas, ella te envía el sonido del agua para que resuene contigo y la entiendas. Tardé muchos meses en comprender el mensaje del agua porque , al igual que en mi viaje, necesité habitar los dos lados para saber de mí. Sólo la visión de conjunto hace que el paisaje encaje y tenga sentido para mí. Solo cuando me miro en ti, no como algo alejado de mí sino como una parte del espectáculo de la vida, entiendo nuestra grandeza, aquella que, como Iguazú, es fruto del sonido del agua chocando con la tierra.
lunes, 28 de octubre de 2019
El ritual de los amantes comienza mucho antes del encuentro. La preparación del dónde y el cuándo enciende una hoguera que ha permanecido oculta y a salvo de sus propios deseos. La distancia mitiga las ganas pero también las excita a medida que se acerca la hora de volver a verse. Cuando se abra la puerta del deseo, ya con todo el tiempo del mundo, la piel gritará, reclamando el agua prometida, cuánto te he echado de menos mientras el resto de la ropa golpea con furia el suelo de una habitación de hotel.
domingo, 27 de octubre de 2019
Ningún camino sucede en línea recta al igual que tampoco existe un único camino por el que andar. A veces, en el borde del sendero, comienzan a aparecer vías secundarias que una vez pudieron ser transitadas, pero quedaron muertas a la espera de mejores tiempos. Un día, de pronto, el camino borrado de tu memoria se abre para ti de forma inesperada, como si ya estuvieras disponible y preparada para recorrerlo entero, y, al hacerlo ahora, vuelven las sensaciones que tuviste antaño cuando recién iniciabas tu paso y, al no encontrar respuesta en tu eco, decidiste congelar la pisada y dar media vuelta, buscándote en otros lugares, otros brazos, otros besos que nunca te recordaban a los suyos. Sin embargo, ahora la madurez despliega el sendero ante tus ojos y, si afilas la memoria y pasas las sensaciones por el cuerpo, sabes detectar el olor, la tranquilidad de la mirada, el calor de una mano y la risa auténtica de la mujer joven que eras cuando él te miraba fijamente y te decía admirado "qué fuerza hay en esos ojos tan bonitos que tienes".
sábado, 26 de octubre de 2019
El otoño es una invitación a dejarnos caer sobre la tierra y confiar en que seremos sostenidas mientras soltamos lo que ya no nos es útil. Somos nuestra propia tierra fértil que hay que mullir y nutrir para que se convierta en el hogar de nuestras semillas. Nos replegamos, nos ensimismamos buscando el arrullo de la tierra-madre. Nos horadamos, nos aramos, nos regamos, nos exponemos al sol y a la lluvia hasta que nos parimos y retornamos siendo otras al ciclo de la vida.
viernes, 25 de octubre de 2019
Con la luna de otoño
vi por primera vez mi herida
madre.
Yo, hija, te cargo, madre
como la madre de tu madre
por los siglos de los siglos
amén.
El invierno se hizo carne,
sangre de nuestra herida brota
mientras yo, madre, exhausta te reclamo.
Fuiste lo que me diste y lo que no,
lo que yo esperaba y lo que no,
masculina mujer de viento
entre todas las mujeres.
Madre yo te tomo
como a todas las diosas
que en ti habitan.
Tú desde tu herida,
yo con mi cicatriz.
vi por primera vez mi herida
madre.
Yo, hija, te cargo, madre
como la madre de tu madre
por los siglos de los siglos
amén.
El invierno se hizo carne,
sangre de nuestra herida brota
mientras yo, madre, exhausta te reclamo.
Fuiste lo que me diste y lo que no,
lo que yo esperaba y lo que no,
masculina mujer de viento
entre todas las mujeres.
Madre yo te tomo
como a todas las diosas
que en ti habitan.
Tú desde tu herida,
yo con mi cicatriz.
jueves, 24 de octubre de 2019
Nos construimos como hijas a través de nuestra madre. La madre, considerada como dios en nuestra primera infancia, da paso a la madre grieta de la adolescencia. Buscamos nuestra identidad cuando nos separamos de ella, desde el yo no soy como tú, sin saber que ella está en nosotras. La juzgamos y la condenamos como madre, como mujer, al igual que lo hacemos con nosotras mismas, para después iniciar el camino de vuelta. Cargamos con el dolor, parirás tu mundo con el sudor de tu frente; con el sufrimiento, tratarás de cambiar tu realidad porque "el amor lo puede todo"; con la ira, tu vientre albergará semillas impuestas que necesitarás trasplantar y cuidar. La reconstrucción de nuestra historia pasa por encontrar a nuestra madre física a través de su contexto, y de todas sus mujeres, y a nuestra madre psíquica, qué madre tuvimos y qué madre somos para nosotras mismas. Nos construimos en un doble nivel. Al descubrir a la mujer que nos dio la vida, obtenemos el permiso para tomar nuestro lugar como hijas. No desde el juicio ni desde la condena sino desde el más profundo amor de quién es ella a través de su historia y quiénes somos nosotras. Somos, por tanto, las portadoras del amor. Un amor que empieza con nosotras mismas y que necesitamos esparcir al mundo para sembrar futuro. Ya descubrimos, ya comprendimos y ya pudimos tomar. Hagamos de esta tierra nuestro territorio de siembra. Miremos a los hombres e invitémoslos a acompañarnos en nuestra tarea. Uno más uno multiplica nuestro efecto en el mundo. Es nuestra responsabilidad con los que están y los que vendrán.
lunes, 21 de octubre de 2019
La vida no se detiene por ti ni por nadie, te dices mientras vas conduciendo. Sabes que las mejores ideas, las más lúcidas y también las más locas, se te han ocurrido con las manos sujetas a un volante. Tu cerebro, ocupado en la tarea de la conducción, te libera del orden mecánico de la existencia, de la presión de los estímulos del día a día, de lanzar al mundo tu verdad. Son esos momentos en los que te emocionas por todo y tus lágrimas salen tranquilas y serenas porque saben que las vas a acoger con todo el cariño del mundo. Fue conduciendo cuando tomaste la decisión de dejar aquel amor que fue mucho pero que acabó siendo pasado. En movimiento, soñaste una vida que,en aquel instante, parecía lejana pero que con el paso de los años se convirtió en tu presente. Necesitas mecerte al compás del arrullo de un motor y confiar en que el movimiento acompasado de tus manos y pies te llevarán siempre a donde quieres ir, te dices, mientras aparcas el coche y rezas para que, esta vez, no se te olvide nada de la lista de la compra.
jueves, 17 de octubre de 2019
Habito la casa del agua sobre cimientos en constante movimiento. Sus paredes, rugosas y blancas, me contienen aunque sé que por poco tiempo. En su interior las palabras liberadas se ensartan como cuentas de collares y ya no se sujetan a nuestros cuellos ahogándonos. Flotan en el principio del olvido buscando un espacio en el que estar y no ser ya. La incertidumbre del agua rige todas y cada uno de los espacios de esta casa que ya es más parte que todo. Un día, sin previo aviso, el agua anegará lo que fue nuestro y, entonces, abonará un terreno fértil en el que plantar nuevos recuerdos sobre una historia de amor.
martes, 15 de octubre de 2019
Las palabras no vienen a mí como yo quiero, pienso, mientras voy conduciendo hacia el mar. A mí me gustaría pronunciar amor, deseo, tormenta, por ejemplo, y, en cambio, solo acude mamá, mamá. Todo es muy disperso porque, después de haber pronunciado las palabras mágicas, mi pensamiento se vuelve inconexo, humeante y frágil. Vienen a mí oraciones como cuánto te estoy desobedeciendo, mamá ( me está costando pero lo hago por mí y también por todas nosotras) y la palabra se convierte en acción. Me he cortado el pelo mucho de atrás y se me ve la nuca. Esa que me dijiste que no se me podía ver porque no me quedaba bien. Me he atrevido y lo he hecho. Y me gusta mucho. He descubierto que tengo un remolino muy gracioso que no sabía que existía. ¡Hay tantas cosas de mí que no sé que existen! Por eso me pongo a prueba, para saber más de mí. Cuánto he llorado al sentir que no voy a pasar tus canciones y tus cuentos, mamá, es otra de las frases que llega a mí después de estar con un rubiales bajito y lleno de alegría ( me ha recordado a mí). Creo que hubiera sido una madre con luz y sombra, como tú lo fuiste conmigo. Cuánto estoy disfrutando con mi naturaleza de mujer, esa que me empeñé en tapar durante tantos años y que ahora brota a raudales. Pienso en las tormentas que evité sobre una cama, en el deseo que escondí y que he aprendido a disfrutar en esta madurez cuatro punto ocho que tengo. Definitivamente, las palabras son cuanto menos curiosas. Te llevan al borde del mar, te sumergen en él y tú , sin saberlo, aprendes a nadar con ellas.
lunes, 14 de octubre de 2019
Hay espejos que ocupan toda una pared pero que no acaban de reflejar la verdad de una porque la verdad ha elegido colarse como enredadera por las paredes de una habitación que una vez sintió nuestro calor, el espacio de la desnudez de dos que jugaron largo tiempo a ser uno."Yo también te he hecho daño" asoma de pronto como una luz en mitad de una grieta. Cuando eso ocurre, la verdad no se puede cubrir con nada. Ya no eres víctima de decisiones que no quisiste tomar pero que, en el fondo, tomaste. Ya no se sujeta el dedo acusador hacia el otro porque tú fuiste responsable de saber lo que querías. Ya no se sostiene tu historia porque la realidad aparece sin maquillaje: yo también te hice daño. Ahora lo asumo y lo siento. Duele (siempre soñamos con una inocencia infantil que no es cierta) pero las paredes limpias y blancas son siempre más hermosas cuando nos reflejan la luz de nuestra verdad adulta.
domingo, 13 de octubre de 2019
Nuestro afán por ser normales acalló lo que somos. Caerá la normalidad. Tiene que caer. La dejaremos caer y no correremos, esta vez no, con los brazos abiertos para sujetarla. Caerá sin que hay nadie al otro lado. No sucederá ninguna catástrofe. No se abrirán las aguas ni reventará el cielo de furia. No se oirá nada. Solo escucharemos lo que somos. Los gritos de lo que siempre hemos sido y, esta vez, les haremos caso.
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